Para terminar de una vez por todas con este ranking nefasto, voy a mencionar algo que a simple vista no es tan criticado pero está dentro de las razones que (al menos a mí) me desmotivan para seguir mirando el show. Como sabrán, Los Simpsons comenzaron allá por el año 1989, y cruzaron dos décadas muy diferentes, los 90 y la primera del Siglo XXI. Con los tiempos que corren, la brecha entre cada década, e incluso entre cada año, se agranda inimaginablemente. Lo que usábamos hace 15 años, ya hace 10 era obsoleto, lo que usábamos hace 5 años, hace 2 ya no sirve, y así. Los Simpsons siguieron esta regla, lamentablemente, y con el pasar de los años fueron adquiriendo nuevas terminologías, ciertas marcas en su lenguaje que los ponían en el tiempo y lugar en los cuales debían estar. Pues claro, hacia mediados de los 90, la internet era aún un misterio, y según Homero, todos estaban ganando dinero con la internet menos él y su familia, por lo que funda su empresa web "Compu Mundo Hiper Mega Red". Por supuesto que visto desde un punto de vista actual, éste episodio era un tanto inocente con el uso aún lleno de incertidumbres de la internet. Los años siguieron pasando y llegamos a usar nuevas computadoras, y al episodio del Señor X, donde Homero tiene su propia página web de chismes. En el episodio de Japón tenemos un cyber café. Pero entrado el nuevo milenio, también entraron los amarillos al sórdido mundo que comenzaba. Y es como hoy en día tenemos a la familia Simpson totalmente acostumbrados al uso de celulares, Ipods y de términos relativamente nuevos como Facebook, Twitter, MySpace, YouTube, entre otros menos populares por estas pampas. Y déjenme decirles que no me gusta ni un poco. Surge aquélla nostalgia noventosa de cuando apenas se sabía como usar un fax y que mandar un E-mail era toda una odisea. Otro punto a destacar sobre esta "modernización" es la de los dibujos mismos. Baudelaire pensaba que el progreso era monstruoso, y en el caso de Los Simpsons debo darle la derecha a Charles, quien debe estar revolcándose en su tumba al saber con qué fines lo cito. Los dibujos con el tiempo comenzaron a mejorar, como era de esperarse, hasta llegar al punto de que cada capítulo estreno tiene una calidad similar a la de la película, con sus exacerbadas dos dimensiones. Nuevamente me quedo con los viejos Simpsons, con trazos inacabados, con colores no tan chillones y rebosando de la buena magia. Y eso es todo lo que tengo para decir al respecto.
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