Fue finalmente en 1995 que Ritchie Blackmore volvió a su máximo nivel con su banda paralela/proyecto solista Rainbow. Luego de que Dio se fuera a "probar suerte" a Black Sabbath, el rumbo de la banda giró a un sonido un poco más americanizado y no al hard rock potente que tenían los primeros tres álbumes del arcoiris. En ese período de adaptación al oído y al mercado de Estados Unidos, Rainbow dio buenos trabajos, de la mano sobre todo de Joe Lynn Turner, pero de alguna manera no terminaba de convencer. Así, doce años más tarde de la última placa con Turner (Bent out of shape), y con la ayuda de Doogie White en las voces esta vez, Blackmore y compañía lanzaron "Stranger in us all", un regreso a las raíces del gran Ritchie, con canciones en la vena del mejor hard rock que podía dar, rozando el heavy metal y así influenciando (una vez más) a artistas como Walter Giardino e Yngwie Malmsteen. Si no fuera porque esa tríada con Dio en los 70 es insuperable (a la altura incluso de lo mejor hecho con Deep Purple), este disco podría considerarse el mejor de la banda, ya que es una ola de aire fresco para el estilo y para la carrera de Blackmore. En tanto, White también aporta lo suyo al micrófono, lejos de parecerse a lo que hacía Turner. Además este fue, en cuanto al rock, el canto del cisne de Blackmore, ya que lo que vendría después sería Blackmore's Night y su particular fijación por la música medieval. Incluso su partenaire en Blackmore's Night (y esposa de Ritchie), Candice Night, se presta para algunos coros. Ritchie Blackmore podrá ser antipático y un tipo difícil con el cual tratar, pero es un gran músico, y esta es una más de las pruebas que lo demuestran.
Momentos destacables: "Wolf to the Moon", "Too late for tears", "Hall of the Mountain King"
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